En esta tarde espesa

corremos los sucios de sol,

tenemos el aura ceniza,

nos pendula la carne

mientras escupimos la pregunta,

la inoída,

la que salta

como al niño, las burbujas.

 

Vestimos pupilas de mar

entre este viento amarillo,

agobio de luz

que el tiempo se traga

para anclarnos,

a los cenizos,

a los manchados de sol

en esta nohistoria.

 

Y corremos

entre el polvo de sol

acumulado en las paredes;

no queremos ser alcanzados

por el tiempo

que nos devora en sangre

que nos devora en sueño,

pero este nos atrapa siempre

      y opacos,

lamemos serviles

 al tiempo animal.

 

Soñamos con ser

fractales,

luminosos

¡idiotas!

tan solo

tenues parpadeos

de bruma somos,

vítreos resplandores requemados

de llantos polvosos.

 

Y corremos,

somos verbos

que trepan el cordel

para anclar el gemido.

Con la noche ya de fondo,

tibia cornisa del cielo,

nos destilamos…

atisbo de ceniza errada

y olvido ancestral.