¿De qué se alimentan las historias de terror para darnos miedo? En el género del horror cinematográfico es muy común presentar al miedo con espectacularidad. Hay una necesidad de exhibir la monstruosidad, ya sea a través del gore o efectos especiales digitales, pero lo importante es dejar en el espectador una experiencia terrorífica y la visualización del monstruo o de lo que es capaz de hacer. El caso de “Babadook” asombra pues aparte de nutrirse de diferentes fuentes literarias y psicológicas, explora la naturaleza del miedo desde un punto de vista primitivo, antiguo y por medio de metáforas se presenta la fábrica de los más profundos temores sociales.

Con un hijo de 7 años asustadizo, Amelia mantiene una rutina antes de irse a dormir, la cual consiste en abrir todos los closets de la casa donde puedan existir recovecos obscuros, en un intento de demostrar a Samuel, su pequeño, que no hay nada que temer a la oscuridad. Desde los inicios del filme percibimos los malos hábitos de Samuel, como su incapacidad de dormir en su propia habitación y su conducta violenta en la escuela y la familia. Por otro lado, Amelia denota una fatiga emocional por aparentar un amor incondicional a su hijo. Todo el escenario cambia cuando un día aparece un nuevo libro infantil en el librero con el nombre de “Babadook”, un libro despegable de aspecto siniestro, el cual una vez leído comenzará a provocar toda clase de pesadillas.

La estructura narrativa de “Babadook” posee los elementos que identifican a la novela gótica. Roberto Cueto en su texto “¿Qué es lo gótico?” los define como la presencia sobrenatural amenazadora, la imposibilidad de escapar de un pasado oscuro, un héroe que debe enfrentar con valor circunstancias penosas y lo siniestro manifestado a través de los espacios (la mazmorra, el subterráneo, las ruinas) y los tabúes. En el caso del espacio, el cual es uno de los elementos primordiales en la película, se presenta en luz y oscuridad. Mientras que el exterior es brillante y luminoso, el interior de la casa de Amelia es de tonalidades grisáceas y azules, con influencia artística del cine expresionista alemán en un intento por crear una atmósfera depresiva y triste.

La casa de convierte en la metáfora del interior de Amelia, también utilizada en la película Alexandre Bustillo, Julien Maury Trailer de “A’l interior” (2007), volviéndose en la morada de algo posiblemente sobrenatural, pero también reflejo de la angustia y la proyección de la protagonista. En el caso del elemento del tabú, la película maneja uno muy interesante y poco explorado, pues es socialmente inaceptable que una madre no ame a su hijo, sea la circunstancia que sea, y en el filme el espectador logra crear empatía con la protagonista minimizando algunos eventos sospechosos que bien podrían estar cerca del abuso y maltrato infantil. Pareciéndose a la persecución de padre a hijo en ese estado de delirio, igualmente ilustrada en Trailer de “El resplandor” (1980) de Stanley Kubrick. A todo esto la directora Jennifer Kent trata de una manera muy inteligente la interrelación madre e hijo, colocando al elemento de la posesión en un estado difícil de descifrar, sobre quién es el que está realmente siendo poseído.

Jennifer Kern también pudo haber utilizado al arquetipo de “la Sombra” del psicoanálisis de Jung como inspiración para desarrollar esta historia. El cual según Jung pertenece a la amplia gama de arquetipos existentes en el inconsciente colectivo y es definido como la figura oscura y repulsiva de nuestra mente, la que se niega y de la cual no se es consciente. Una de las novelas góticas más importantes y que desarrollan este aspecto de la sombra en su narrativa es la de “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson, poniendo no solo en discusión la repulsión sobre lo barbárico contra lo civilizado, sino también la soberbia de querer jugar a hacer Dios con la ciencia.

Es también notable la manera en la que la película nos va introduciendo en la psicosis de Amelia y sus pensamientos destructivos por medio de los anuncios y filmes en sus noches de insomnio. Un mundo surreal en la televisión que comienza con fragmentos de magia de George Melies, continuando con “El fantasma de la Opera” (1925) protagonizada por Lon chaney, “El gabinete del Dr. Caligary” (1920) y finalmente en el punto de tensión imágenes del tercer acto de la película “Black Sabbath” (1963) de Mario Bava “La gota de Agua”.

Antes de “Babadook”, en el 2005 Jennifer Kent presentó su opera prima, el cortometraje “El monstruo” el cual acoge todos los pilares para crear el largometraje del 2014. “El Monstruo” es también terrorífico, pero Babadook además de manejar el elemento de horror, explora todos los más grandes temores de una madre, ser juzgada y criticada como mala madre por toda clase de autoridades y vivir presa de un trauma que no la deja amar su presente. Pero a todo esto, ¿De qué se alimentan las historias de terror para darnos miedo? Babadook nos recuerda se alimentan de la alteración del orden por medio de lo siniestro, poniendo en evidencia algo tremendamente terrorífico la fragilidad humana fuera de la normalidad social, del orden social y sus expectativas.

 

Recomendación 9