Recuerdo allá por 2008, un ingenioso video musical se hizo popular gracias a la participación de la nominada al Oscar Samantha Morton y la dirección del talentoso Chris Cunnigham, que llevaba el nombre de “Shenna is a parasite”, canción firmada por un novel grupo inglés llamado The Horrors. El mencionado sencillo pertenecía al disco “Strange house”, debut de la banda, que entregaba una mezcla de punk y shoegaze, más o menos atractiva.

Poco se apostaba por la valía del grupo que, para sorpresa de todos, demostraron posteriormente que no eran llamarada de petate y lo mismo se movían entre el kautrock, la new wave, el synth pop y un montón de géneros principalmente populares en los 70’s y los 80’s pero con un toque especial que los hacia distinguirse de sus contemporáneos.

Este 2017, la banda comandada por Faris Badwan editan un nuevo trabajo, “V”, el numero romano correspondiente al número de producciones que llevan hasta hoy, para seguir con esa exploración musical ahora quizás más inmersos en el industrial, pero sin soltar del todo los géneros ya explorados.

Desde el arte de Erik Ferguson en la portada, nos da la primera impresión que estamos nuevamente ante un mutante sonoro al que va a ser difícil de clasificar pero que curiosamente logran hacer una amalgama interesante de escuchar.

“V” es quizás el disco más cohesivo que han hecho, y quizás también el más accesible. Esto último podría atribuírsele a Paul Epworth, la persona detrás de los recientes éxitos de Adele, Rihanna o Lorde, donde se nota la experiencia de llegar a grandes masas y acerca el producto de The Horrors; con un Faris en estado de gracia en cuanto a letras, a ser disfrutado por cualquiera que guste de música sofisticada, atrevida y elegante.

Basta con escuchar el hipnótico, sensual e infeccioso primer sencillo, “Machine” donde se puede percibir un digno homenaje a los mejores Depeche Mode o Nine Inch Nails, pero también, el resto del álbum no tiene desperdicio, en baladas como “Gathering”, o reminiscencias a sus discos anteriores como en “It’s a good life” y “Press enter to exit”, a el imprescindible goth de “Ghost” y “Weight down”, o el inevitable synth pop en “Hologram” y “Point of no reply”.

Aún si no tuviéramos suficiente con las canciones anteriormente mencionadas, The Horrors se atreven a ir más allá y por fin nos sueltan un poco de lo que intuiamos eran capaces de hacer en las pistas de baile en la que es una de las mejores canciones del disco, la luminosa “Something to remember by”, donde aceleran más de lo acostumbrado los beats por minuto y nos regalan un corte que pareciera haber sido compuesto por New Order en sus mejores épocas.

Con todo y que las canciones rondan los cinco minutos de duración, “V” se va como un suspiro y nos hace comprobar una vez más, que de los hooligans de “Sheena Is A Parasite” sin aparente talento y ambición se han convertido en uno de los mejores grupos británicos de la actualidad.