Hay muy pocas películas que después de su proyección viven una relación simbiótica con su guionista. No se puede hablar de ellas sin mencionar a su creador o se vuelven referentes inmediatos de su obra. Además de ello al apreciarlas uno no puede dejar de preguntarse, de dónde proviene esta idea tan original y fantástica. Nos hace recordar los alcances del cine al tomar lo cotidiano y volverlo mágico e inolvidable por medio de imágenes. Sin embargo es más común que el culto a un filme, esté ligada a su director o su productor, ¿pero a su guionista?, es realmente raro.

El trabajo de Charlie Kaufman en el cine no es voluminoso, empezó su carrera de guionista a la edad de 33 años y hasta el momento cuenta con menos de 10 películas en donde ha participado como guionista. Sus historias han llamado la atención de algunos de los directores más creativos de su generación, los cuales han creado proyectos en mancuerna como en el caso de Spike Jonze y Michel Gondry. Tales uniones han convertido a sus historias en piezas todavía mas significativas y valiosas, combinando la narrativa de Kaufman con una estética surrealista-artesanal (al no utilizar efectos especiales digitales) y teatral, logrando concebir una reflexión intimista de la realidad y de las emociones. El impacto de su trabajo en equipo, ha sido tan profundo que aunque Jonze y Gondry, han seguido triunfando como directores (y a veces como guionistas), siempre queda la duda de si el proyecto hubiera sido diferente si en él hubiera participado Kaufman.

En el 2008, Kaufman debuta como director. Con aceptación dividida por parte de la crítica, su trabajo fue considerado en sus inicos desde pretencioso, aburrido y arrogante, hasta genial y una revalorización de la vida.

Kaufman cuenta la historia de un director de teatro “Caden”, quien lo consume la ansiedad día a día, a veces sobre preocupaciones insignificantes y otras sobre cuestiones existenciales. Carente de respeto y admiración por parte de su esposa,  compite en secreto por su atención y envidia su éxito. Al ser invitada a exponer su obra pictórica en Berlín, lo abandona dejándolo solo y con una profunda depresión. Pero la oportunidad de volver a crear una obra teatral sin restricciones económicas, le permitirá al personaje encontrar un refugio o tal vez conocerse a si mismo.

Dentro de su creación realizará una obra teatral monumental donde representará un Nueva York en tiempo real, en donde existirán los personajes de Caden y las personas allegadas a él, a su vez nos llevaría a representar otro New York dentro del Nueva York representado, con actores que personifiquen una vez más esos personajes y así sucesivamente, como si fueran las ondas que se originan al impactarse una gota en el agua. La estructura de la metaficción nos puede llevar a varias reflexiones, las cuales pueden ser la comodidad y poca responsabilidad de ser espectador de tu propia vida, la cobardía de atreverse a amar y la curiosa situación de utilizar un apuntador que te facilite el guión que debes decir y la emoción por sentir.

Aunque el tono de la película puede parecer lineal, es el juego de metáforas y conceptos intelectuales lo que va tejiendo el contenido y su dirección existencial ¿Es la vida un sueño?, ¿Es la vida un sufrimiento constante? ¿Somos en realidad creadores de nuestra propia historia o somos solamente personajes que funcionan con un guión ya escrito y dictado por un apuntador?

Todo elemento al final es un componente de un todo que cuenta otra historia, como el mismo concepto de sinécdoque nos lo dice. Constantes referencias, detalles minúsculos que solo pueden ser apreciados al volver por segunda o tercera vez, convierten a la obra en una renovación constante. Críticos han propuesto que el viaje de Caden tiene una conexión con los cuatro pasos para la auto realización en la filosofía de Jung. El encontrarse consciente de su sombra (el lado oscuro del Yo), de su anima (la parte femenina o masculina de nuestra personalidad), de su mana (espíritu) y por último de su auto realización (libre del ego y de si mismo), lo cual nuevamente le da otra lectura.

La película puede parecer difícil de entender, por su gran contenido y la relación de temas, así como conexiones con referencias, su estructura un tanto ilógica, síndromes psicológicos, conceptos existenciales, etc. Sin embargo no se debe perder de vista el trabajo de Kaufman, pues no desalienta, simplemente le quedan ganas a uno de ver más.

Recomendación:  8