El estreno de “Intriga” vino acompañado de un debate que lleva tiempo generándose.  Una discusión sobre el valor ético y moral de introducir la tortura explícita y la violencia en una película comercial. Ejemplo de ello sería como cuando Jim Carrey declaró no querer formar parte de la promoción de “Kick Ass II” por considerarlo extremadamente violento o como cuando al presentar “Zero Dark Thirty” la gente realmente se preguntó si estaban siendo testigos del procedimiento de tortura de la CIA. En todos los casos se puede siempre pensar de la violencia como recurso morboso para vender y atraer más efectivamente a las masas. Sin embargo también podríamos preguntarnos si se pudiera  tratar de un reflejo social o alguna metáfora oculta.

Dos niñas pequeñas desaparecen en una reunión familiar de Thanksgiving dejando solo una pista de su paradero y mientras la policía sigue su rutinaria investigación, el padre de una de las niñas, Keller Dover  (personificado espectacularmente por Hugh Jackman), invadido de una tremenda culpabilidad y desesperación comienza su propia búsqueda, soportada por su instinto e intuición.

“Intriga” es una crítica social americana sobre el miedo a la inseguridad, a ser vulnerable y formar parte de las estadísticas, a ser víctima .  Es entonces cuando nos preguntamos si el hecho de que los eventos se desarrollen en un día nacional estadounidense no parece tan casual, tomando en cuenta que la historia toma su inicio en la celebración de acción de gracias, fiesta donde se rinde agradecimiento por un buen año y  donde alguna manera se trata de lograr la paz con los otros.

Pero también la película trata sobre la falta de credibilidad en las autoridades, la impaciencia de ver resultados, la necesidad de volver a establecer el control en la vida al buscar justicia por sus propias manos y que alguien pague por el dolor presente. Simplemente en palabras del director Denis Villeneuve “No se puede funcionar así”.

Cada vez más se presenta esta clase de antihéroe o héroe postmoderno,  ese personaje alejado de los modelos éticos, incrédulo del sistema de justicia, y  conducido por emociones que suelen dirigirse hacia una lucha un tanto egoísta y sin sentido racional.  Ejemplos de ello serían “Kick Ass”, “Dexter”, “The Punisher”,  “Dr House”,  Heisenberg  de “Breaking Bad”, etc,  personajes que simpatizan con el espectador aunque sus acciones estén fuera de la ley,  la ética y la moral.

Además del tema de la violencia también sería importante destacar la gestión del thriller. “Intriga” aunque desgarradora y oscura, es asertiva en ritmo, mantiene el misterio hasta su resolución, siempre sorprendiendo de una manera muy inteligente y real al espectador. Trabajando los prejuicios a su favor, la historia comienza a ser más fuerte debido a su profundo realismo, así como gracias a unos personajes con una psicologia misteriosa, difícil de decifrar y al poner en la mesa el tema de hasta donde se está dispuesto a llegar en nombre de la nuestra seguridad y la de nuestra familia.

De igual manera es interesante su cuidado en el detalle, y el tejido de la narrativa por medio de lo visual, como por ejemplo en las repisas de conservas del sótano de Keller Dover, para mostrarnos su miedo a una amenaza masiva, o los tatuajes del detective Loki personificado por Jake Gyllenhaal, que nos hace preguntarnos sobre cuál es su historia.

El director Denis Villeneuve, después de su impecable “Incendies” en 2010, logra adentrarse al selecto mundo hollywoodense con “Intriga” un trabajo complejo y  el cual habla sobre las diferentes prisiones que dan permiso a la crueldad y donde se es cautivo de sus propios demonios y prejuicios. Es por ello que resulta sorprendente e inexplicable el título traducido al español como “Intriga” y no como “Prisioneros”.

Me parece el tema de la violencia actual es un recordatorio de lo que en los 70s dejó claro la película “Masacre en Texas”, el hecho de que la locura se encuentra en todos lados y nuestros miedos cubren cada día más terreno.

La violencia en todos los géneros cinematográficos de la actualidad expone en diferentes discursos una constante,  la decadencia que atraviesa el ser humano sobre sus propias ideas, valores y la facilidad que tiene de destruir a sus semejantes en el nombre de sus propios juicios.

Recomendación:  9