Si había algo totalmente desalentador de ir a ver la nueva película de “Ant-man” era su tráiler. Carecía de espectacularidad, de efectos especiales novedosos, se alejaba de la destreza cinematográfica a la que nos tiene acostumbrados la casa Marvel, pues el espectador presenciaba la reducción de tamaño del superhéroe de una manera un tanto cómica (un tanto kitsch). En resumen el tráiler recordaba las películas de clase B de los 60s. Tal vez ésta pudo haber sido una estrategia publicitaria, lo que sí es un hecho es que la película se aleja completamente de las expectativas del tráiler y se convierte en una de las mejores películas de superhéroes de la década.

Las películas de superhéroes llevan una fórmula establecida, sabemos completamente lo que pasará antes de ver el filme. En burdas palabras, superhéroe es un individuo marginado quien descubre tiene super poderes y que puede salvar al mundo. ¿Qué hace diferentes a las películas de superhéroes la una de la otra?, ese es el gran reto de cada director. En este caso Peyton Reed con su equipo de guionistas deciden equilibrar la fórmula del superhéroe con la comedia y lo logran de manera brillante. Mucho crédito lo lleva el actor Michael Peña, quien reduce la seriedad de la historia con el personaje de “Luis”, un criminal latino de mirada perdida, pero que siempre tiene una línea que hace estallar la risa, sobre todo cuando tiene que recontar algún suceso pasado.

Es sobresaliente cómo en el filme se logra manejar el humor a través de la reducción y la regresión a tamaño normal del personaje principal. Se trata de dos mundos completamente distintos, pues al envolvernos en el mundo miniatura, éste nos sumerge en el enfoque dramático de la historia, la responsabilidad que lleva todas las implicaciones de querer salvar el mundo, hasta la música de fondo mantiene el mismo tono solemne. Sin embargo cuando súbitamente el cuadro se amplia y estamos en el mundo normal, en ciertos momentos la música cambia a sonido diegético y nos deja ver el tamaño microscópico de los personajes así como la insignificancia y lo absurdo en sus acciones.

Lo anterior es tremendamente interesante pues el juego del tamaño de un personaje puede ser la médula espinal del tono de una historia. Por ejemplo en la película “The Incredible Shrinking Man” (1957) del dir. Jack Arnold, se vuelve existencialista una vez que el personaje principal Scott Carey comprende que su reducción de tamaño no podrá detenerse y que es el único ser de su especie con la misma fortuna. De la misma manera pero en tono erótico y poético en la película “Hable con ella” de Almodovar, el personaje principal Beningo recuenta un filme mudo llamado “El amante menguante”, sobre una científica que accidentalmente descubre una fórmula que hace encoger y su amante lo toma por error.

Existe otro elemento interesante en el filme, el cual es muy sutil. Es la idea de la estética de lo sublime, en la existencia de un mundo o microcosmos todavía más pequeño que el superhéroe. Su referente puede percibirse al mostrarnos la belleza enigmática del mundo de la Nada, la cual no se profundiza pero se coloca como elemento serio y desconocido. Un escenario muy parecido al descrito en “Interstellar”(2015) de Christopher Nolan. También puede encontrarse la sensación de lo sublime al haber incluido en alguna de sus escenas la atmosférica y orquestal “Plainsong” de The cure, la cual según el director su inclusión tenía más la intención de ser una broma sobre el iPhone y su “Desintegration” título del álbum de The Cure donde se encuentra “Plainsong”.

La comedia en Antman es igual de importante que la misión del superhéroe, haciéndonos recordar algunas de las comedias más queridas de los 80’s como “El viaje insolito” (1987) del dir. Joe Dante y “Querida Encogí a los niños” (1989) del dir. Joe Johnston.

Antman es una muy buena opción en la cartelera del verano 2015, además deja constar la innovación y el gran trabajo en el guión por evolucionar la fórmula en las historias de superhéroes llevadas a la pantalla.
 

Recomendación 8